Cobijo Camijanes

Tu espacio de fauna en su estado y hábitat natural

viernes, 15 de febrero de 2013

Sierra Morena `hotspot´

Con las últimas nevadas llegar a las montañas de la cantábrica se hace bastante complicado, por lo que hemos hecho un alto al fuego en lo que a las salidas norteñas se refiere. Por primera vez en mucho tiempo, cogimos rumbo hacia el sur en busca de nuevos conocimientos de todas aquellas especies que se nos quedan fuera de alcance. En la Península Ibérica hay zonas en las que la biodiversidad faunística es más que notable y en ellas se concentran algunos de los iconos faunísticos de la región mediterránea; estos son conocidos como puntos calientes o hotspots. Nuestra intención era llegar a dar con uno de estos increíbles lugares.
 
La intuición y los libros nos llevaron hacia Sierra Morena. Caminando por sus serranías nos sorprendemos con nuestro primer avistamiento a gran distancia. Con sus típicas hombreras blancas, un majestuoso ejemplar de águila imperial delataba su posición y su identidad. Situada en la copa de una de las numerosas encinas que pueblan las laderas de los característicos montes mediterráneos nos daba la bienvenida a la comarca.
 
 
Águila imperial (Aquila adalberti) sobre una encina
 
 
Las expectativas del lugar crecen cuando al momento comprobamos que esta joya amenazada no está sola. Compartía área de campeo con su prima-hermana el águila real, que observaba los mismos valles llenos de conejos desde unas rocas cercanas. Con los días descubrimos que constituían su posadero habitual.
 
 
Águila real (Aquila chrysaetos) molestada por dos urracas (Pica Pica)
 
 
Bajo los bloques graníticos y las encinas, la vida fluye en los valles y laderas. Diferentes herbívoros buscan alimento pasando desapercibidos entre jaras, lentiscos y acebuches. Cuando dos de los grandes se encuentran, la situación puede volverse tensa. En una ocasión, pudimos observar cómo un jabalí al levantar el hocico del suelo y ver un ciervo a escasos metros, hizo correr al príncipe del bosque con una embestida típica de un toro. Cada uno por su lado, el jabalí y el ciervo, siguieron buscando alimento, uno ramoneando y el otro hozando toda la superficie a su paso. Así los observamos hasta que las luces del día se apagaron. 
 
 
Jabalí (Sus scrofa) levantando el terreno con el hocico
 
 
Ciervo común (Cervus elaphus) al atardecer
 
 

Los días van pasando y el avistamiento de especies diferentes va aumentando. Es frecuente observar buitres negros, gamos, azores, pero siempre demasiado lejanos como para poder reflejarlos mediante imágenes. Sin embargo, otros animales se muestran algo más cercanos, permitiendo observarlos mejor.

Como los días son fríos y soleados, muchos de los animales aprovechan el calor que transmiten los rayos del sol para echar la siesta y descansar un rato de las bajas temperaturas. Los especialistas en permanecer como estatuas son los mochuelos; ya sea en rocas o en ramas, pero siempre gozando de la cálida radiación solar. Por estos montes se oía el grito de guerra de cantidad de ejemplares al ocaso y al alba, momentos en los que son más activos.
 
 
Mochuelo común (Athene noctua) en su ambiente mediterráneo


Compartiendo hábitat con los mamíferos comunes que se distribuyen por gran parte del país, encontramos un numeroso rebaño de muflones. Como buenos bóvidos salvajes de la fauna ibérica, los muflones se desenvuelven perfectamente por lugares rocosos. Aunque también podemos observarlos en cualquier otra zona mientras se alimentan.  Durante los días que pasamos, seguimos a un grupo que constaba de unos ocho ejemplares. En él, podíamos diferenciar a machos (mancha blanca llamada "silla de montar" definida y mayor cornamenta), hembras y algún juvenil. 
 
 
Muflón (Ovis orientalis) en las rocas más inaccesibles
 
 
Parte del grupo de muflones (Ovis orientalis)
 
 
Sin lugar a dudas, el rey de esta sierra y por lo tanto protagonista de esta entrada es el fantasma que aparece y desaparece entre lentiscos y rocas. Ese gran felino, tan amenazado que se camufla con tanta facilidad y que le da el toque misterioso a estas montañas del sur. El lince ibérico.
 
 
Hábitat del lince ibérico (Lynx pardinus)
 
 
El lince ibérico es el gran cazador de conejos de la zona, pues prácticamente se alimenta de esa especie. Un ejemplar adulto necesita de media un conejo diario para afrontar sus necesidades energéticas, por lo que la rutina del rabón pasa bastante tranquila. Durante el día anda sin prisa de un lado a otro en busca de algún gazapo despistado que llevarse a la boca y se propina pequeñas pausas de vez en cuando al encontrar un lugar tranquilo donde echarse.

Varios avistamientos fugaces del gran gato entre la espesura hacen crecer la llama de nuestro elegido y cada vez más distinguido hotspot. Pero la emoción no tiene límites cuando realizando un barrido de la zona estudiada con el telescopio, nuestros propios ojos descubren una de estas maravillas de la península mimetizándose con el entorno.

Con la salida del sol aparece y se sienta en su zona estratégica para vigilar su territorio. Como felino refinado, al rato decide estirarse, desperezarse y ponerse en pie para comenzar la actividad del día que empieza.
 
 
 
Lince ibérico (Lynx Pardinus)
 
 
Lince ibérico (Lynx Pardinus) estirándose
 
 
Observar el lince y sentirse cercano a él, transmite la ligera sensación de estar más allá del mar Mediterráneo, donde otras fieras de mayor porte reinan las extensas y salvajes sabanas de África. Esta época del año no es la mejor para ver al gato andaluz, ya que el celo ha finalizado y los pocos ejemplares activos son los machos definiendo y defendiendo su territorio. Pero ahí estaba.

Según los estudios realizados acerca de la especie, en los últimos 50 años la población disminuyó en más del 95%, llegando en el año 2005 a rozar la extinción con unos 150 ejemplares. De haber desaparecido esta especie endémica de la Península Ibérica, habría sido la primera extinción de un gran felino desde el tigre de dientes de sable hace 10.000 años.

Actualmente el número de ejemplares se estima entre 250-300 y el riesgo de extinción sigue siendo potencialmente elevado. Sin embargo, parece que se va recuperando poco a poco, aunque los peligros siguen estando allí: atropellos, enfermedades, pérdida de hábitat...


Lince ibérico (Lynx pardinus) vigilando su territorio


Sólo con la presencia de la gran felino de la fauna de nuestra península en los montes que visitamos, ya los convierte en lugares de tremendo interés. Si además comparte hábitat y podemos gozar de aves también escasas como las águilas real e imperial o el buitre negro y una gran variedad y cantidad de mamíferos, esta sierra queda gravada para nosotros como un perfecto hotspot. Esperamos que a vuestro parecer también lo sea y esta entrada haya sido de buen agrado. Una vez más, gracias a los que seguís el blog con asiduidad, a aquellos que de vez en cuando le echáis un vistazo y a todos los que dejáis aquí vuestra huella con comentarios y opiniones, ¡un saludo!


sábado, 2 de febrero de 2013

Una semana en el robledal

Como dice el título, queríamos comprobar qué pasaría si estuviéramos vigilando durante 7 días el interior de las profundidades boscosas que nos brinda la Montaña Palentina. Como es lógico no estuvimos físicamente "in situ", ya que sólo conseguiríamos espantar por olor, oído o vista a los animales que por allí se movieran. Tampoco podíamos hacer esperas a distancia porque perderíamos toda la información de la noche.
Así pues, colocamos una cámara de trampeo. Apostamos por quedarnos a media ladera, en una zona falta de vegetación baja. Escogimos la orientación a lo que interpretamos como un paso frecuente de fauna y colocamos lo que serían nuestros ojos durante ese periodo de tiempo bajo un gran roble que dejaba por sus alrededores una alfombra de bellotas. Pasada la semana volvimos, recogimos y resultó una selección de diferentes especies. Ni cebos ni atrayentes, todo al natural, estado salvaje 100%, tal y como se comportan los animales tranquilos en su hábitat cuando no los incordiamos.


Corza (Capreolus capreolus) vigilando el robledal


Esperamos que os guste ver algo diferente, hay que estar pendiente y a veces echarle imaginación... Pero uno se queda sin aliento cada vez que se detecta el brillo de los ojos  y empieza a aparecer algo que se mueve entre la oscuridad, ¿Que será?

Es preferente utilizar unos cascos y subir el volumen de los mismos para captar toda la esencia. En todo el vídeo no hay ningún sobresalto que pueda ser molesto para el oído, pero si algunas curiosidades acústicas... (Por experiencia, aconsejo subir el volumen antes de colocarse los cascos, pues el ordenador suele pegar un pitido de aviso bastante molesto)


Pinchar para ampliar


No revelamos las especies para que tengáis que verlo entero jeje. No, pero así resultará más emocionante y al menos la entrada tendrá esa pizca de interés. Si alguien se queda con dudas, no tiene más que preguntar.
Un saludo a todos!